ESPECIES CHILENAS EN PELIGRO

CARACOL DE TILOPOZO
A pesar de su tamaño —es uno de los caracoles más pequeños de Chile—, este micromolusco es capaz de sobrevivir en medio del desierto más árido del planeta. Sin embargo, hoy está a punto
de desaparecer. POR Sebastián Montalva W. ILUSTRACIÓN: Francisco Javier Olea.
CARACTERÍSTICAS
A este caracol sí que hay que observarlo con lupa: mide máximo 5 milímetros de largo y pesa solo una centésima de gramo. “Es un micromolusco de agua dulce. Uno de los caracoles más pequeños de Chile”, explica el doctor Claudio Valdovinos Zarges, profesor titular del Departamento de Sistemas Acuáticos de la Facultad de Ciencias Ambientales de la Universidad de Concepción, quien por estos días se encuentra realizando investigaciones preliminares para la conservación de distintas especies de este grupo de caracoles, con el apoyo de dicha institución.
De nombre científico Heleobia atacamensis (“Heleobia” proviene del griego “hele”, que significa “pantano”, y “bias”, que se refiere a “vida”), el doctor Valdovinos lo define como un claro ejemplo de “especie críptica”. “Es muy difícil de distinguir a simple vista. La morfología de la concha de Heleobia atacamensis es indistinguible de otras especies de Heleobia. Son extremadamente similares en morfología, fisiología, comportamiento y otros factores. ¡La única característica morfológica distintiva es la forma del pene de los machos!”, detalla y agrega otro dato: este caracol podría tener antepasados en Bolivia. “Es altamente probable que tenga su origen ancestral en el gran lago Titicaca, ubicado 850 kilómetros más al norte, ya que este lago se caracteriza por su elevada diversidad de especies de Heleobia”.
DÓNDE OBSERVARLO
Este pequeño molusco también es un caso extremo de microendemismo:
las únicas poblaciones conocidas de esta especie se encuentran en unos pozos de agua salobre situados a 2.300 metros de altura en los sectores de Vegas de Tilopozo y Peine, en el borde sureste del Salar de Atacama, unos 100 kilómetros al sur de San Pedro. Su nombre común, caracol de Tilopozo, viene precisamente de ahí, y, de hecho, se estima que el área efectiva que ocupa en este territorio es de solo 40 a 60 metros cuadrados. “Habita exclusivamente en ecosistemas de agua dulce de baja salinidad, y con la presencia de abundante vegetación acuática, algas filamentosas
y acumulaciones de materia orgánica en descomposición en los sedimentos, que constituyen su alimento”, explica Valdovinos. “Generalmente este tipo de hábitat es de escasa profundidad y con bajos niveles de oxígeno en el fondo, por lo cual la especie coloniza las áreas próximas a la superficie más oxigenada. Estos caracoles, a diferencia de los terrestres, respiran por branquias, por lo cual siempre deben estar bajo el agua”. Si bien internacionalmente está clasificado como una especie con “Datos insuficientes”, Valdovinos dice que, considerando su extremo endemismo y evidente deterioro de su hábitat, a nivel nacional se lo categorizó como “En Peligro Crítico”. “La situación de la especie es extremadamente delicada”, afirma. “El principal factor antropogénico deriva de la severa reducción de los acuíferos, producto del impacto de la actividad minera sobre las aguas subterráneas que sostienen el ecosistema en las Vegas de Tilopozo. Estos descensos en el nivel freático se han reportado desde 2018, y no se han adoptado medidas de conservación efectivas”.
En una reciente revisión del estado actual de conservación de los invertebrados en el mundo, que realizó el propio doctor Valdovinos, se concluyó que la fauna de agua dulce es la más amenazada en relación con otros componentes de la biodiversidad. “Dentro de estas especies amenazadas, los caracoles del grupo de Heleobia atacamensis concentran el 29 por ciento de las especies amenazadas de invertebrados de agua dulce del mundo”, explica. “De esta manera, la amenaza de esta especie no solo tiene relevancia nacional, sino también mundial”. D